jueves, 29 de mayo de 2008

Bloodlust

En el manga japonés, o al menos en Dragon Ball, la lascivia se representa con sangre. El procedimiento es el siguiente: el viejo que en DB es honorable y a la vez verde, enfrenta un conflicto profundo. Por un lado, ama el sexo; por el otro lado, se encuentra impedido a obtenerlo. Así, la maquinaria para representar la lujuria es perfecta. Cuando el viejo ve algo que le causa deseo sexual, en vez de sublimar, larga chorros de sangre por la nariz. Según creo, una de las cosas más interesantes que tiene el arte (que snob estoy...) es intercambiar niveles de discurso y jugar con eso. He aquí un ejemplo de DB. Yamsha está peleando contra el hombre invisible en la morada de Baba la vidente. En un primer momento, Yamsha se las arregla con sus oídos para detectar y golpear a su oponente y todos piensan que la batalla está ganada. Sin embargo, Baba empieza a cantar y, con una canción autoreferencial, nubla los sentidos de Yamsha que empieza a recibir una golpiza. En ese momento Krilin, que ya estaba avispado en cuestiones sexuales, va a buscar a Bulma y al Duende Tortuga (el anciano de la serie). Una vez llegados el viejo y la bomba sexual, Krilin ubica al Duende Tortuga mirando hacia el ring y a Bulma frente a él, de espaldas al combate. En ese momento, y de sorpresa, Krilin le baja el top a Bulma dejando sus hermosos pechos al descubierto (digo hermosos porque puedo corroborarlo: el momento descripto es el primer desnudo frontal de DB). Esto provoca, claro, una lujuria repentina en el viejo y por tanto, la sangre sale a chorros de su nariz, bañando de rojo todo el cuadrilátero y haciendo visible al hombre invisible (que se rinde al instante). Este juego no es exclusivo de Akira Toriyama pero es gratificante. Es similar a lo siguiente: B necesita un transplante de corazón urgente y no consigue el órgano. Lo que hace B, que vive en el mundo de los comics occidental, es traer a su enamorada y leerle un poema. Mientras se lo lee, corazones empiezan a volar arriba de la cabeza de su tórtola, B no tiene más que atrapar uno al vuelo, listo: ya tiene su trasplante.

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